No cabe duda de que el legado más reconocido de san Ignacio de Loyola son sus Ejercicios Espirituales, proceso y método espiritual que suscita experiencias de Dios, del mundo y del ser humano que invitan a la libertad, al servicio y, sobre todo, a la contemplación de la presencia y amor divinos en todo lo creado.
Con base en esta profunda vivencia del Espíritu, surge -más allá de un legado teológico o filosófico- un “modo de proceder”, una manera de aprender a estar en comunión con Dios y de servir a los demás a partir de la experiencia interior del discernimiento; un discernimiento que toma en cuenta las circunstancias históricas y de la realidad, y que no olvida la evaluación de las decisiones tomadas.
Bajo este contexto, la comunidad jesuita continúa con la celebración de los 500 años de la conversión de san Ignacio de Loyola, la cual, no se refiere únicamente al pasado. Este festejo se trata del presente y del futuro. Es una oportunidad para renovar y redescubrir las raíces ignacianas. Es una oportunidad para detenerse, hacer balance y volver a poner a Cristo en el centro. Se trata de poner en marcha lo que Ignacio nos legó y aplicarlo continua y diariamente.
Según se narra en su autobiografía, Ignacio de Loyola se considera a sí mismo un peregrino, y en su peregrinaje, se despoja de todo aquello que sobra a su propósito de preparar y disponer el ánima para quitar de sí todas las afecciones desordenadas. Su meta es ser con Jesús, avanzar en su compañía, contemplar desde el Espíritu la vida del hijo de Dios y acometer su misma misión de transmitir el Evangelio a todos los pueblos del mundo, sin importar el color, la cultura o la religión. Ser la Compañía de Jesús.
De esta manera, Ignacio se convierte en el maestro del Espíritu, agrupando en sus Ejercicios una serie de pautas y prácticas capaces de llevar el alma tan cerca de la experiencia de Dios como le sea posible, según sus capacidades y disposición de ánimo. Demuestra que es posible ser testigos del paso de Jesús por el mundo a través de la contemplación del Evangelio y con ello, alcanzar el discernimiento y encontrarse con el lugar donde la gracia de Dios es infinita dentro de cada uno de nosotros, y elevar el entendimiento y el ánimo, para entender mejor la voluntad de Dios.
Si quieres saber más, no dejes de leer La vida de Ignacio de Loyola: una escuela de discernimiento, del padre José Luis Serra Martínez, S.J. En este título que forma parte de la serie de folletos Ver todas las cosas nuevas en Dios, encontrarás un verdadero proceso de aprendizaje y las bases necesarias para lograr un conocimiento personal y con ello, hacer propia la experiencia del discernimiento espiritual. ¡Adquiérelo en librerías Buena Prensa!